DÍAS COMUNES
Nuestros medios de comunicación a diario están cargados
de noticias de violencia, homicidios, masacres, etc.
Es normal encontrarnos en los rotativos la
masacre del día anterior, dar lastima por lo sucedido y continuar con los
quehaceres del día.
¿Qué le está sucediendo a la sociedad? Nos
estamos adaptando a la violencia diaria, sin darnos cuenta la estamos haciendo
parte de lo común, de lo que debe de ocurrir si o si en un día.
¿Es ahora común enterarnos de un asesinato? La
violencia nos ha cercado. Nuestros niños han perdido la inocencia con lo que a
diario se escucha por todos lados.
¿Quiénes pierden es toda esta situación? Perdemos
todos. De una u otra forma estamos siendo afectados. Madres que pierden hijos,
hijos que pierden sus padres. Pero al final todos estamos perdiendo.
Nuestros días tienen que cambiar. El problema se
ha incrementado. La situación es que todo ha surgido como un efecto domino. Los
políticos se culpan unos a otros, en lugar de dialogar y pensar que se puede
hacer. Los hijos culpan a sus padres por no haberlos educado bien en su niñez.
La iglesia culpa el sistema. El sistema culpa la falta de oportunidad.
¿Quién tiene la solución? ¿El gobierno? ¿Las
autoridades civiles? ¿La iglesia? ¿Los padres de familia?
Todos tenemos el potencial para que esta situación
cambie.
¿Por dónde debemos iniciar? Por nosotros mismos.
Creo que el mayor problema que vivimos es el
resentimiento y el odio que hay en nuestras familias salvadoreñas. No podemos
cambiar esta situación haciendo uso de aquello por lo cual se originó. No
podemos combatir el odio con más odio. La guerra con la guerra no se vence.
Existe un solo camino para cambiar el problema.
El camino se llama: PERDÓN.
Necesitamos hacer uso de esta herramienta que
solo los verdaderos héroes han sabido utilizar. El sistema nos ha enseñado a
hacer uso de la venganza. Pero al final la venganza solo forma un círculo
vicioso dentro de la sociedad y de esa forma nos seguiremos destruyendo unos a
otros.
El cáncer de la venganza está acabando con la
familia. Y para curarnos lo único que podemos hacer es cortarlo. Probablemente
me cuestiones y digas que no es nada fácil perdonar a alguien que arrebato la
vida de un ser amado. Y a eso tengo una respuesta: NO ES FACIL. Nadie dijo que
el perdón es una cuestión fácil o sencilla. El perdón es para seres humanos
valientes, la venganza es de seres cobardes.
Dios dijo: “Mia
es la venganza”. Se tardó Dios en hacer justicia. Probablemente en nuestro
tiempo sí, pero su reloj nunca va a nuestra velocidad.
Necesitamos hacer nuestra parte: PERDONAR.
Entonces Dios hará la suya: JUZGAR.
Volvamos a vivir días comunes. Donde podremos
salir con la familia al parque de la comunidad sin los temores que no
volveremos a casa, sanos y salvos.
Atrevamonos…
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