Desanimado.
¿A quien no le ha pasado?
Las enfermedades, los problemas familiares, la falta de recursos económicos, la soledad entre otras circunstancias suelen influir en nuestro estado de animo.
Y no es para menos, todos en algún punto de la vida armamos planes perfectos y casi siempre dibujamos castillos en el aire; pero cuando los golpes de la realidad nos llegan solemos perder el entusiasmo y nuestras ilusiones se evaporan.
Es ahí donde, el desanimo nos llega como una tromba de chacales para llevarse nuestros buenos ánimos de vivir una vida productiva y exitosa.
Por eso es normal ahora en día encontrarnos con tantas personas sin deseo de estudiar o trabajar. Los jóvenes van por la vida sin plantearse metas y objetivos específicos. Soy fiel creyente del proverbio: "Cada día con su propio afán"; pero también me suelo preguntar ¿A donde estará mi barco dentro de diez años? No me sentiría conforme en ver que sigo con las anclas echadas en el mar, aparcado junto al muelle.
Creo que así como llega el enojo en ciertas situaciones también llega el desanimo, pero no nos podemos permitir ir por la vida enojados las 24 horas del día. De la misma manera, si una situación nos golpea tan fuerte que logra robarse el entusiasmo y nos llena de desanimo debemos darle el tratamiento necesario y no permitir que el desanimo se vuelva crónico en nuestro ser.
Por eso te invito este día a ver el "lado bueno" de tu problema. A sonreír un poco mas y gruñir menos. Agradece a Dios por todas las cosas buenas que en la vida te han pasado e incluso te reto agradecer por aquellas no tan buenas, veras como el desanimo comienza a irse de tu vida.
Vamos que la vida es bella y no vale la pena ir por este viaje con la cabeza baja viendo únicamente las piedras del camino, levanta un poco mas el mentón que hay un maravilloso paisaje esperando a por ti.
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